En esta etapa del juego deberás enfocarte en crear una meta común para el equipo. Esta es una etapa difícil o técnica, porque si no inviertes tiempo para pensar en esto seriamente, fácilmente puedes hacer que las personas de tu equipo cambien su comportamiento en una forma que no es buena para el éxito a largo plazo de la organización. Permíteme explicarte.

En un mundo ideal, tu equipo estaría motivado para ayudar a tu empresa a crecer y tener éxito, sin necesidad de motivadores externos para hacer las cosas correctamente. Ellos estarían conectados y alineados con tu visión y sus metas serían como las tuyas. Sólo tendrías que esforzarte por crear una visión y un futuro tan convincente que la gente quiera trabajar contigo para ayudarte a hacer que esto suceda. Siempre deberías pulir, compartir y trabajar en tu visión para motivar a tu equipo intrínsecamente, es decir desde adentro hacia afuera.

Pero incluso en la mejor de las organizaciones, hay personas que quieren y necesitan motivación externa para hacer mejor su trabajo. Ya que muchos están motivados por un reto, es muy importante tener un objetivo común, compartido por el equipo. Muchas veces las empresas tienen metas diferentes para los distintos departamentos, funciones o actividades. Incluso a veces estas diferentes metas están en conflicto unas con otras. Las metas que se diseñan sólo para un equipo y no para toda la organización, a menudo tiene consecuencias imprevistas y negativas para el negocio. Por el contrario, las metas comunes si se hacen bien pueden unir, elevar la motivación y ser fuente de inspiración para todo el equipo.

Para ilustrar esto, les compartiré una experiencia con el enfoque de un equipo con una meta común. Una fábrica con 280 trabajadores no estaba creciendo y la rentabilidad estaba muy por debajo del nivel deseado. Su dueño decidió que faltaba una meta común para reunir a todos. Llamó a una reunión de todo el equipo para compartir sus observaciones y recomendaciones.

Previamente había hecho una lista de los parámetros fundamentales para que el negocio crezca y sea más rentable y estableció objetivos razonables y alcanzables en cada categoría. Durante la reunión, compartió los indicadores y los objetivos con todo el equipo y les dijo que el primer mes en que alcanzaran todos los objetivos de la lista, ¡le daría su auto a alguien en el negocio…! La oferta llamó mucho la atención. Las preguntas se sucedieron una tras otra. Todos comenzaron a imaginar que el auto del jefe podría ser suyo. Todo lo que tenían que hacer era trabajar juntos, alcanzar el objetivo y luego tener la suerte de ser el seleccionado de los 280 posibles. ¡No eran malas probabilidades!

En las siguientes semanas y meses, el equipo empezó a encontrar maneras de trabajar mejor juntos. Los desperdicios se redujeron y los márgenes subieron. La eficiencia mejoraba en todas las áreas del negocio. Mientras tanto, los trabajadores no dejaban de mirar el auto del dueño del negocio y lo sentían como propio cada vez más.

Sólo 5 meses más tarde, todos alcanzaron sus objetivos. Se organizó una gran celebración en la que participaron todos los trabajadores con sus familias. El dueño de negocio puso los nombres de todos los trabajadores en un tambor y sorteó al ganador del auto… un trabajador con más de 20 años en la compañía. Le entregó las llaves y se tomaron muchas fotos con él sentado en el auto y ¡una gran sonrisa en su cara!

Luego, durante el discurso de clausura, el dueño de negocio felicitó a su equipo en frente de sus familias, por su arduo trabajo y concentración. Les hizo saber lo orgulloso que estaba de ellos, les dijo que ahora ellos sabían que podían hacer cualquier cosa que se propusieran y que esperaba que cumplieran los objetivos cada mes. ¡Y eso fue exactamente lo que hicieron a partir de ese momento!

Entonces, ¿Cuál es tu meta común? ¿Es convincente y motivante? ¿Crea un sentido de trabajo en equipo que conduzca al éxito? No es necesario que des tu auto, sólo debes conseguir una brillante idea.