Suponer que una empresa familiar en estos días, puede sobrevivir compitiendo, sin profesionalización, sin renovación de conocimiento, es poco probable. En la actualidad, podemos darnos cuenta simplemente a través de la cotidianeidad que profesionalizarse no es una opción sino un deber.
La familia y el negocio.
Que el concepto de profesionalización se asocie con que los miembros de la familia salgan del área operativa de la compañía, no es aconsejable. En estos días es común ver que los miembros de la familia que participan en la gestión de la empresa desaparecen entre la tercera y la cuarta generación, sin embargo, no debemos asociar esta situación con el hecho de «profesionalizar».
Podemos decir que profesionalizar significa seleccionar personas no necesariamente universitarios, que demuestren lo que saben y que pueden ser de la familia o no, pero deben ser obligatoriamente, los mejores.
Es posible afirmar que en el presente nos encontramos de lleno en un proceso social y económico de transformación que se basa en el desarrollo del conocimiento y la empresa familiar no es ajena a esta situación.
ya que acciona basada en cuatro elementos fundamentales: el conocimiento, el riesgo, el trabajo y el capital.
El conocimiento nace desde la capacidad de los individuos de rejuvenecer y crear y la formación y la experiencia son necesarias para completar el ciclo. No sólo es importante el conocimiento que se adquiere en la universidad sino que haber metido las manos en la masa, cobra una real importancia.
Por esta razón, en una empresa familiar, es fundamental la formación de las nuevas generaciones para que sepan hacer lo necesario para que la empresa siga adelante, lo que no significa necesariamente «trabajar en la operación de la empresa»
Es importante no olvidar el principio de «Capacitar es subsistir»
Para cualquier individuo, las posibilidades de subsistir sin educación son casi nulas.
Ten en cuenta que la tarea de gerencia no es para cualquiera…