Un requerimiento básico para un líder es tener un conocimiento técnico profundo de los negocios y la habilidad de inspirar y liderar a la gente a través de los retos que se presenten en el camino. Emular a los grandes líderes parece una tarea titánica sin embargo todos los líderes desean hacerlo. Para hacerlo más fácil, podemos partir por reconocer los hábitos de algunas personas que los convierte en líderes ineficientes y empezar a trabajar en ellos, para acercarnos así a los grandes.

Hábito 1: Egoísta

Es verdad que trabajaste duro en el proyecto y si, los resultados te dejaron satisfecho. Pero debes recordar que el equipo que trabajó contigo, también lo hizo duramente y también está satisfecho. Compartir con tus colaboradores los éxitos alcanzados y dar crédito donde corresponde darlo, genera motivación y compromiso, teniendo como resultado un aumento en la productividad y finalmente, el resultado se verá reflejado en ti. El ego es peligroso, puede llevar a la gente a tomar riesgos y tener éxito, es cierto, pero si se deja libre, contribuye a que te conviertas en un líder altamente ineficiente.

Hábito 2: Mal carácter

Un mal temperamento hace igualmente un mal líder, aunque algunos colaboradoes pueden ser suficiente para probar la paciencia de un santo. Si cuando algún trabajador se acerca a ti con algún problema, eres de los que explota, o si cuando se comete un error pequeño reaccionas mal, lo más probable es que sea el momento de empezar a trabajar en el manejo del temperamento. Practica y cultiva la paciencia y la buena educación en el lugar de trabajo. Reserva el mal carácter para una sesión de artes marciales al día siguiente, una simple respiración profunda, debería resolver el problema para ti.

Hábito 3: No escuchar

Una cosa es oír y otra muy distinta es escuchar. En el proceso de oír utilizamos nuestro sistema auditivo, tenemos la capacidad de percibir los sonidos que nos rodean sin embargo, cuando escuchamos, entran otras funciones cognitivas: poner atención, recordar, pensar y razonar. A pesar de lo escrito en los currículos, no todos nuestros colaboradores están bendecidos con buenas habilidades de comunicación interpersonal, transformando la capacidad de escuchar en una habilidad muy importante a la hora de elegir, evaluar y conocer a nuestros colaboradores. Un líder siempre debe tener en cuenta lo anterior, y necesariamente, tiene que preguntarle a su contraparte al final de una conversación si entendió. Es importante asegurarse de que el mensaje fue entendido en su totalidad y ejercitar el hábito con todos hasta que todos puedan desarrollar la capacidad de escuchar.

Hábito 4: Amedrentador

Con mucha frecuencia el amedrentamiento o la presión excesiva está presente en los lugares de trabajo. Querer que un trabajo se haga de manera correcta, querer que entiendan lo que requieres o que se focalice la atención en los colaboradores que no están rindiendo, no tiene nada de malo. Un amedrentador toma esto y lo convierte en una mala experiencia para todos y obtiene resultados lejos de ser deseables. Dedícate un  tiempo para pensar en cómo tu proceder frente  a  exigencias puede ser recibido y percibido por otras personas y modifica tu  acercamiento según se requiera.

Hábito 5: Microgerente

Si es  difícil que imaginarte entrando  a una cafetería y pidiendo un café a 52°C, que lo revuelvan 7 veces en el sentido del reloj y con el asa de la taza alineada en un ángulo de 90°  al borde de la mesa, ¿por qué entonces serías así de detallista y exigente en el trabajo? Síntomas clásicos de la microgerencia son la resistencia a delegar, gastar mucho tiempo supervisando el trabajo de otros en lugar de hacer el propio, visualizando las pequeñas imperfecciones en vez del cuadro completo.

Hábito 6: Desorganizado

La desorganización no es indicativo de un mal líder sino de un líder ineficaz. No sólo se caracteriza por tener un escritorio desordenado o llegar atrasado a todas las reuniones, la organización se trata de planificar a futuro, prepararse para distintos resultados y entender claramente lo que se necesita hacer y cómo se debe lograrlo. El método de cada uno es personal. Un líder desorganizado, definido como carente de orden o metodología, no sólo  será incapaz de identificar un problema, sino que  se sorprenderá a sí mismo al no tener idea de cómo arreglarlo cuando lo identifique.

Hábito 7: Defensivo

Una organización no es una dictadura, las más eficientes no lo son en absoluto. Partamos del supuesto que tuviste la precaución de contratar personas inteligentes, por lo tanto no te pongas a la defensiva si cuestionan alguna de tus decisiones o a sugerir alternativas de solución a algún problema, lo líderes defensivos asumen que las personas son incapaces de liderarse ellos mismos y deben ser dirigidas en todas las etapas, cuando en realidad sólo deben ser guiadas. A todos nos gusta pensar que siempre tenemos la razón sin embargo un buen líder tiene que ser capaz de reconocer que no es verdad el 100% de las veces y tiene que estar dispuesto a trabajar con la visión y las habilidades de los demás.

Para reflexionar:

 Gestión es hacer las cosas bien, liderazgo es hacer las cosas

Peter Drucker