Así como sucede con la vida humana, para saber qué es lo más importante en la vida empresarial, debemos comenzar por seguir el consejo del filósofo griego Sócrates: conócete a ti mismo. Así que bien podemos preguntarnos, como punto de partida: ¿Qué es lo que somos? ¿Quiénes somos? ¿Qué hacemos? ¿Dónde está la esencia de ese ser que es la empresa?
Siempre es bueno saberlo, tanto de nosotros mismos, seres humanos, como de la empresa. Porque en el caso de las organizaciones, esto es algo que no solo tenemos para nosotros, sino que debemos decirlo a los otros, hacérselos saber a través de distintos de medios. De ello depende que entren en contacto con nosotros, para solicitar nuestros productos o nuestros servicios.

Básicamente, hay dos cosas fundamentales en la vida de una empresa, que son las que la definen como tal, las que le confieren su personalidad: un know how, que es lo que les da la vida; y una cultura organizacional, que es su alma y su forma de ser.

Know how

Las empresas hacen algo, se dedican a algo; pero lo hacen de una manera que es distinta de las otras. Y esa manera distinta deriva, por supuesto, en resultados distintos: un producto o un servicio que puede ser similar o parecido al que brindan otros. Pero nunca es igual a los demás.

Muchos hacen tortas, pero nosotros hacemos las tortas. Tenemos un secreto atesorado desde hace generaciones. Otros sirven café; pero, ¿te has preguntado por qué te gusta el café de aquel lugar y siempre quieres volver? La respuesta está en know-how, que ellos seguramente no te dirán.

Dicen que el know-how es lo que te da los ingresos. Entonces:
– El know-how es tu idea central del negocio y es, a su vez, lo que te permite identificarte como empresa. Es algo así como tu nacionalidad, o tu pasaporte.
– Al reconocer tu know-how, lo divulgas, y al divulgarlo captas a los clientes. Esto es lo que te permite posicionarte en el mercado, para responder a las demandas de los consumidores.
– Al saber claramente qué es lo que haces, puedes identificarte de tus competidores, resaltar tus diferencias, marcar tu territorio; con esto te mantienes siempre a la vanguardia en cuanto a competitividad.
– Conociendo tu know-how es como captas al talento humano que necesitas. De hecho, ellos mismos se acercan, porque los que son como tú quieren estar contigo, es decir, con el mejor. Con ellos y gracias a ellos, lograrás los resultados.
– Pero, no todos los que llegan a ti son los indicados; cómo saberlo: tu know-how te lo dirá; así como tu cultura organizacional. Tal vez no te lo digan en primer momento siempre, pero en la práctica podrás notarlo; quién se adapta y quién va a tu ritmo, quién se siente a gusto con tu manera de trabajar.
– En torno a este modo de hacer las cosas (know-how) y de ser (cultura) nos agrupamos, nos mantenemos y nos orientamos. Sabemos quiénes somos, hacia dónde vamos y qué camino tomaremos.

Cultura organizacional

Tanto los pueblos y comunidades como las organizaciones son, básicamente, conjuntos de personas habituadas a vivir juntas o a pasar tiempo juntas, realizando actividades conjuntas. En ese devenir, se desarrollan conductas que no tienen lugar estando las personas por separado o estando en otro lugar; o tienen lugar, pero de otra forma. Esto es lo que en antropología llaman comportamientos colectivos, modos de ser conjuntos o, simplemente, cultura.

La cultura organizacional abarca, entonces, desde los hábitos y tradiciones, hasta las creencias, los valores y actitudes que tenemos en común la mayoría de los miembros del grupo. Algunas de estas actitudes y valores pueden ser determinados a partir de directrices; sin embargo, en su mayoría surgen en la experiencia y en la práctica. Trascienden, incluso, de generación en generación; permanecen aunque los empleados vayan cambiando. Son parte de la esencia de esa empresa, más que sus edificaciones; porque una empresa puede cambiar de sede, pero rara vez muda sus valores.

Claro, hay empresas de cultura más fuerte, que permanecen fieles a su esencia y la contagian a todos sus miembros, los cuales actúan movidos por un deseo de bienestar común, sin tener que coaccionarlos. Y hay unas organizaciones en las que la cultura es más bien débil: sus miembros no se sienten tan identificados con tales valores e identificados con la esencia de la empresa; solo trabajan por la paga. Estas organizaciones presentan alta rotación de personal y suelen ser más vulnerables al paso del tiempo.

La cultura organizacional incide tanto en lo que hacemos y cómo lo hacemos, que es difícil separarlos; no se sabe quién es antes y qué está después: si la cultura o el know-how; ni quién depende de quién. Van de la mano, como el alma y el cuerpo en el ser humano.

La clave de tu éxito

Algunas empresas permanecen por más tiempo, por diversas razones que podemos analizar en otro momento. Pero mientras esa empresa está viva, como un auténtico organismo colectivo, se mueve, evoluciona, crece, mejora incesantemente, camino a la perfección. Esa empresa tiene una personalidad que es la que la hace única e irrepetible, como cada uno de nosotros.

La pregunta más importante que hoy tienes que hacerte es entonces, quién soy: qué hago, cómo lo hago, cómo nos comportamos. De la definición de eso dependen muchas cosas, como el poder seguir haciéndolo. Porque para poder ser excelentes tenemos que comenzar por saber en qué somos realmente buenos y hacerlo, aprendiendo cada vez más, desarrollándolo con la práctica y mejorando hasta alcanzar la perfección y más allá.

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